Washington (PL) Parkland, Santa Fe, Pittsburgh, Thousand Oaks: esas y otras ciudades estadounidenses estuvieron de luto en 2018 a consecuencia de los mortales tiroteos masivos que cada año golpean a la sociedad norteamericana.
Gran conmoción provocó a nivel nacional e internacional la matanza ocurrida el 14 de febrero en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida, donde 17 personas perdieron la vida y 14 resultaron heridas; o la del 27 de octubre en la sinagoga Árbol de la Vida en Pittsburgh, Pensilvania, que dejó 11 fallecidos y siete heridos.
Esos eventos forman parte de los 337 tiroteos masivos registrados del 1 de enero al 27 de diciembre, de acuerdo con dados del Archivo de la Violencia Armada, una organización sin fines de lucro.
Las noticias sobre este tipo de masacres son frecuentes en una nación que acumula 46 por ciento de de los cerca de 857 millones de armas de fuego existentes en el orbe en manos de civiles, según un estudio presentado el verano pasado por la organización independiente Small Arms Survey.
Con 393 millones de esos artefactos, los norteamericanos tienen casi la mitad del total mundial, pese a que los 326 millones de habitantes del país representan poco más del cuatro por ciento de la población global.
TIROTEOS MASIVOS MÁS MORTÍFEROS EN 2018
El peor tiroteo masivo ocurrido en el año fue el de la secundaria de Parkland, donde el exalumno Nikolas Cruz, de 19 años de edad, disparó con un fusil semiautomático tipo AR-15 adquirido de forma legal.
Cruz, quien permanece en prisión y será juzgado por 17 asesinatos premeditados, confesó ser el autor de la matanza y dijo que semanas antes del hecho trató de disparar contra personas que estaban en un parque.
Lo sucedido en la Marjory Stoneman Douglas convirtió a los sobrevivientes en fuertes activistas a favor de un mayor control de armas, con serias demandas y llamados a los políticos a no aceptar donaciones de la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA).
El 18 de mayo otra institución docente fue escenario de una matanza con armas de fuego, la escuela secundaria de Santa Fe, Texas, donde el autor del crimen, Dimitrios Pagourtzis, de 17 años, asesinó a 10 personas e hirió a otras 13 con una escopeta Remington 870 y una pistola calibre 38, ambas propiedad de su padre.
Por otra parte, un hombre armado con una escopeta de acción de bombeo y con granadas de humo abrió fuego el 28 de junio en la redacción del periódico The Capital Gazette, en las afueras de Annapolis, Maryland, y dejó un saldo de cinco muertos y dos heridos.
El sospechoso, identificado como Jarrod Ramos, de 38 años, además de planear el ataque por adelantado bloqueó una puerta para evitar que las personas escaparan del tiroteo.
La noticia de ese hecho causó alarmas en las salas de redacción de todo el país, y las fuerzas del orden en varias ciudades intensificaron la seguridad alrededor de las principales organizaciones de noticias como medida de precaución.
Gran conmoción nacional provocó también el tiroteo en la sinagoga Árbol de la Vida, en el vecindario de Squirrel Hill de Pittsburgh, en lo que constituyó uno de los mayores ataques en la historia del país contra la comunidad judía.
El responsable de esa masacre, Robert Bowers, de 46 años, irrumpió en el lugar con un rifle de asalto y tres pistolas, y fue acusado de 29 cargos de crímenes federales, incluyendo 11 por la obstrucción de la libre práctica de las creencias religiosas (un crimen de odio) y 11 por el uso de un arma de fuego para cometer asesinato.
Pocos días después, el 7 de noviembre, tuvo lugar el segundo tiroteo más mortal del año, el cual ocurrió en el Borderline Bar and Grill de Thousand Oaks, California, donde perdieron la vida 13 personas, entre ellas el asesino y el sargento Ron Helus, uno de los primeros oficiales en llegar al lugar. El alguacil del condado de Ventura, Geoff Dean, identificó al sospechoso como Ian David Long, de 28 años, veterano del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos de Newbury Park y dueño de una pistola de calibre Glock 45, supuestamente adquirida de manera legal.
LAS DEMANDAS DE CONTROL DE ARMAS
El 24 de marzo recorrió las calles de esta capital la multitudinaria Marcha por Nuestras Vidas, que tuvo a participantes de todas las edades, pero en la cual fueron protagonistas los estudiantes de varios niveles de enseñanza.
Tenemos que marcar la diferencia, porque nadie lo hará por nosotros, nada va a pasar si la gente no se levanta por lo que considera correcto, expresó a Prensa Latina la niña de 12 años Radha Tanner, en medio de la movilización que concentró a cientos de miles de personas en Washington DC y muchas otras ciudades del país.
Sofía Sowden, de 18 años, lamentó el papel de la NRA, el lobby de defensa de las armas que ha sido muy criticado por su oposición a mayores regulaciones para esos artefactos, advirtió que los estudiantes no se sienten seguros en sus escuelas y reiteró la necesidad de que ocurra un cambio radical.
Ese evento fue parte del movimiento generado por el tiroteo en Parkland, a raíz del cual muchas personas exigieron al Gobierno y al Congreso adoptar medidas como prohibir la venta de rifles de asalto, elevar de 18 a 21 años la edad mínima para adquirir cualquier tipo de armas y endurecer las verificaciones de antecedentes.
Después de cada tiroteo masivo, Estados Unidos vive etapas de gran activismo en las que diversos sectores reclaman acciones concretas contra ese tipo de violencia, pero tales llamados suelen diluirse con el tiempo ante la inacción de los legisladores y la influencia de la NRA.
En el caso particular de Florida, lo sucedido en la escuela secundaria llevó a una modesta lista de nuevas regulaciones estatales firmadas en marzo por el gobernador Rick Scott, las cuales incluyeron aumentar la edad mínima para comprar un arma de fuego a 21 años.
A su vez, el presidente Donald Trump, en un momento de gran presión social, llegó a decir que apoyaba medidas como fortalecer el sistema de verificación de antecedentes, prohibir los llamados «bump stocks» y elevar la edad mínima para adquirir cierto tipo de armamento.
Pero el 4 de mayo, al intervenir en la convención anual de la NRA en Dallas, Texas, calificó de «verdaderos patriotas» a los miembros de la asociación, y volvió a mostrarse como su gran aliado.
Hubo que esperar al 18 de diciembre pasado para que su administración prohibiera los ¿bump stocks¿, accesorios que permiten a los rifles semiautomáticos disparar ráfagas sostenidas y que fueron empleados en el mayor tiroteo masivo en la historia del país, ocurrido el 1 de octubre de 2017 en Las Vegas, Nevada.
El portal digital Politico reportó recientemente que los demócratas planean impulsar varios proyectos de ley para combatir la violencia con armas de fuego después de asumir la mayoría en la Cámara de Representantes el próximo 3 de enero.
Queda por ver en lo adelante si realmente se promoverá ese tipo de iniciativas, si tienen posibilidades de fructificar y si con ellas se consigue que 2019 esté menos marcado por la tragedia de los tiroteos masivos.